El 1 de diciembre, en el National Catholic Register, el cardenal Raymond Leo Burke ha publicado el artículo cuya traducción ofrezco a continuación, a raíz de algunas declaraciones del P. Antonio Spadaro, en la revista de los jesuitas La Civiltà Cattolica. El título original del artículo es The Truth About the 14th Ordinary Assembly of the Synod of Bishops? (P. Miguel Ángel Fuentes, IVE)
¿Cuál es la verdad sobre el la XIV Asamblea Sinodal Ordinaria de los Obispos?
Cardenal Raymond Leo Burke
Protector del Soberano Orden Militar de Malta
El 28 de noviembre de 2015, en el nuevo número de la La Civiltà Cattolica, el P. Antonio Spadaro, director de la revista y padre sinodal, ha presentado un resumen de los trabajos del 14º Sínodo Ordinario de los obispos, dedicado a la vocación y a la misión de la familia (pag. 372-391). Si bien el autor hace varias afirmaciones sobre la naturaleza y el trabajo de Sínodo de los obispos que exigirían un comentario crítico más amplio, en particular hay una afirmación necesita ser aclarada de modo inmediato:
“El Sínodo también ha querido referirse a las personas y las parejas heridas para acompañarlas y sanarlas en un proceso de integración y de reconciliación sin barreras. Sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar civilmente, el Sínodo ha formulado la vía del discernimiento y del «fuero interno», colocando las bases y abriendo una puerta que en el Sínodo precedente, en cambio, había permanecido cerrada”. [Nota del P. Miguel Fuentes: la expresión “fuero interno” que aparece varias veces en el artículo, se refiere al plano de la conciencia y se ejerce en particular en el marco de la confesión y de la dirección espiritual entre un penitente/dirigido y su confesor/director espiritual].
Dejo de lado el hecho de que las declaraciones públicas hechas por diversos padres sinodales afirman exactamente lo contrario, es decir: el Sínodo conserva la práctica constante de la Iglesia sobre aquellos que viven en una unión irregular. Dado que el texto de los parágrafos 84-86 de la Relación Final del Sínodo no es muy claro sobre las verdades fundamentales de la fe, la Santa Eucaristía y el Santo Matrimonio, la misma poca claridad emerge ahora en las declaraciones de los padres sinodales. El hecho es que el Sínodo no puede abrir una puerta que no existe y no puede existir, específicamente un discernimiento en conciencia que contradice la verdad sobre la absoluta santidad de la Santa Eucaristía y la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Por otra parte, tanto el Sínodo como la Iglesia, siempre ha predicado y practicado, siempre ha querido mostrar amor hacia aquellos que se encuentran en una situación en la que no son coherentes con las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia. El amor cristiano por las personas, sin embargo, no significa “integración y reconciliación sin barreras”, porque se funda sobre las insustituibles verdades de naturaleza y de gracia y están ordenadas al bien de la persona y de la entera comunidad. El amor cristiano acompaña la persona sobre el camino de la penitencia y de la reparación, de modo que pueda encontrar nuevamente a Cristo en los Sacramentos.
El camino del discernimiento sobre el cual los sacerdotes acompañan al penitente que vive en una unión irregular, es la asistencia del penitente, a fin de que pueda conformar una vez más su conciencia a la verdad de la Santa Comunión y a la verdad del matrimonio al que está vinculado. Como la Iglesia siempre ha predicado y practicado coherentemente, el penitente es acompañado en su “fuero interno” a vivir en la castidad, en la fe en el vínculo matrimonial existente aun si aparentemente hay otra vida matrimonial, de modo de ponerlo en grado de acceder de nuevo a los sacramentos sin dar escándalo. El Papa Juan Pablo II describió la práctica de la Iglesia en el “fuero interno” en la exhortación Familiaris consortio (n. 84). La Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, del 24 de junio de 2000, ilustra las enseñanzas del párrafo 84 de la Familiaris consortio. Ambos documentos están citados en la Relación Final del Sínodo, aunque lamentablemente de modo ambiguo.
Dar la impresión de que haya otra pastoral en el “fuero interno”, una que pueda permitir a una persona empeñada en una unión irregular tener acceso a los Sacramentos, es como sugerir que la conciencia pueda estar en conflicto con la verdad de la fe. Una sugerencia de este tipo pone claramente a los sacerdotes en una situación insostenible, la expectativa de que puedan “abrir [al penitente] una puerta” que, de hecho, no existe.
En fin, con el más grave daño infligido a la universalidad de la Iglesia, crea la expectativa de que el Romano Pontífice pueda aprobar una práctica que está en conflicto con las verdades de la fe. El Sínodo de los obispos, coherentemente con su naturaleza y su fin, no puede hacerse instrumento de semejantes expectativas.
Creo que son pocas las parejas irregulares que quieren vivir la doctrina católica. Deben tener un periodo de serio discernimiento y acompañamiento especializado. Espero que se establezcan en las parroquias ministerios específicos para una conversión integral de parejas en estado de irregularidad y se pongan como ejemplo las parejas que hablaron en el sínodo. Debe haber educación amplia en odas las parroquias y centros de vida matrimonial y familiar en todas las parroquias, no hay suficientes sacerdotes para trabajar con cada pareja, esto debe ser un proceso comunitario primero, que es mucho lo que hacen otras iglesias separadas que ofrecen talleres para mejorar matrimonios etc. , nuestra iglesia empezó por comunidad. Me parece que todas las parejas deben pasar por un proceso de discusión y conversión comunal, al menos por 3 años, y al demostrar su seriedad y compromiso con la Iglesia otros pasos pueden seguir, y de aquí allá ya se irá revelando el plan de Dios para las situaciones de hoy. Gracias!
Bueno pareciera ser que el Papa esta dejando que este documento se lea, se digiera, se interprete…quiere escuchar las reacciones y luego dara explicaciones personales al respecto. A lo mejor el mismo esta en un proceso de discernimiento. Oremos para que el Espiritu Santo ilumine al Vaticano en pleno, y que Su verdad, y no la de las distintas tendencias de de la Iglesia prevalezcan. En mi opinion personal, pareciera que hay un grupo empeñado en “satanizar” la apertura del Papa y otro que se quiere “aprovechar” de la misma. Esto me ha causado mucho dolor y confusion. Gracias Dios, El ha atraves de “hombres de Dios” me ha ayudado a entender de que se trata todo este hervidero de ideas. Sigamos orando sin descanso. Particularmente pienso que estas circunstancias van a fomentar una reaccion para que la iglesia despierte un poco, hay sacerdotes y ordenes religiosas que deben aprender a ser mas abiertas y misericordiosas con los que se encuentran en este estado de vida irregular (que por cierto no es mi caso). Porque no es un secreto como ordenes que NO voy a nombrar, han rechazado sin piedad a los divorciados como si fueran “sarnosos”. Pero tampoco podemos permitir que la” relativizacion” mundana se apodere de la Iglesia de Cristo, justificando lo injustificable. Yo pienso que a veces un buen sacudon tiende a poner las cosas en su justo lugar, y Dios siempre escribira derecho sobre lineas torcidas. A eso se refieria El mismo cuando le pedia a Sor Faustina que repitieramos la frase: “Jesus, en ti confio” Amen