La valiente exposición del cardenal Robert Sarah en el Sínodo

cardinal-sarahNotal del Blog: Uno de los discursos más emblemáticos del Sinodo de la Familia ha sido el pronunciado por el cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. En el mismo ha identificado con determinación los enemigos actuales de la fe y ha trazado las líneas de la auténtica defensa de la fe y de la nueva evangelización. Un texto para aprender de memoria. Publico la versión en español, de la página de Notifam; al final va la versión en inglés de Lifesitenews (P. Miguel Ángel Fuentes, IVE)

 

 

Su Santidad, Eminencias, Excelencias, participantes del Sínodo,

Propongo estas tres líneas de pensamiento:

1. Más transparencia y respeto entre nosotros.

Experimento una profunda necesidad de invocar al Espíritu de Verdad y Amor, la fuente de la parresía al hablar y de la humildad al escuchar, el cual es el único capaz de crear verdadera armonía en la pluralidad.

Digo francamente que, en el Sínodo previo, en relación a varios asuntos experimenté la tentación de rendirme a la mentalidad del mundo secularizado y del occidente individualista. Reconocer las así llamadas “realidades de la vida” como un locus theologicus significa renunciar a la esperanza del poder transformador de la fe y del Evangelio. El Evangelio que alguna vez transformó culturas está ahora en peligro de ser transformado por ellas. Además, algunos de los procedimientos utilizados [en el Sínodo pasado] no parecían tener como objetivo enriquecer la discusión y la comunión, en la medida en que promovían una perspectiva típica de ciertos grupos de las iglesias más ricas. Esto es contrario a una Iglesia pobre, [opuesto] a un gozoso, evangélico y profético signo de contradicción en el mundo secularizado. No se puede entender por qué algunas declaraciones que no fueron aceptadas por la mayoría cualificada del último Sínodo aparecieron en la Relatio, y luego, en los Lineamenta y en el Instrumentum laboris, cuando otras cuestiones urgentes y muy actuales (como la ideología de género) en cambio se ignoraron.

Por lo tanto, la primera esperanza es que, en nuestra labor, gocemos de más libertad, transparencia y objetividad. Por esto, sería benéfico publicar los resúmenes de las intervenciones, para facilitar la discusión y evitar cualquier prejuicio o discriminación al aceptar los pronunciamientos de los Padres sinodales.

2. Discernimiento de la historia y de espíritus.

Una segunda esperanza: que el Sínodo honre su histórica misión y no se limite a sí mismo a hablar sólo de ciertas cuestiones pastorales (por ejemplo, la posibilidad de la comunión para divorciados vueltos a ‘casar’), sino que ayude al Santo Padre a enunciar claramente ciertas verdades y a ofrecer una guía real a escala global. Hay nuevos retos con respecto al sínodo celebrado en 1980. Un discernimiento teológico nos hace capaces de visualizar en nuestra época dos amenazas inesperadas (casi como dos “bestias apocalípticas”) ubicadas en polos opuestos: por una parte, la idolatría occidental de la libertad; por otra, el fundamentalismo islámico. El secularismo ateo versus fanatismo religioso. Para usar un slogan, nos encontramos entre “la ideología de género y el ISIS [Estado Islámico de Irak y el Levante]”. Las masacres islámicas y las demandas libertarias regularmente contienden por la primera plana de los diarios. (¡Recordemos lo que ocurrió el 26 de junio último!). A partir de estas dos radicalizaciones surgen las dos mayores amenazas para la familia: su desintegración subjetivista en el occidente secularizado a través del acceso rápido y fácil al divorcio, al aborto, a las uniones homosexuales, a la eutanasia, etcétera (cf. La Teoría de Género, FEMEN, el lobby LGBT, el IPPF…). Y, en el otro extremo, la seudo familia del Islam ideologizado, que legitima la poligamia, la servidumbre de la mujer, la esclavitud sexual, el matrimonio infantil, etcétera (cf. Al Qaeda, ISIS, Boko Haram…).

Son varios los indícios que nos permiten intuir el mismo origen demoníaco de estos dos movimientos. A diferencia del Espíritu de Verdad que promueve la comunión en la diversidad (perichoresis), aquéllas promueven la confusión (homo-gamia) o la subordinación (poli-gamia). Además, exigen una regla universal y totalitaria, son violentamente intolerantes, destructores de las familias, de la sociedad y de la Iglesia, y son abiertamente cristianofóbicos.

“No estamos luchando contra creaturas de carne y sangre…” (Cf. Ef. 6, 12). Necesitamos ser incluyentes y dar la bienvenida a todo lo que sea humano; pero lo que viene del Enemigo no puede y no debe ser asimilado. ¡No puedes unirte a Cristo y a Belial! Lo que el nazismo fascista y el comunismo fueron en el siglo XX, lo son hoy en día las ideologías homosexual y abortista en occidente y el fanatismo islámico.

3. Proclamar y servir a la belleza de la monogamia y de la Familia.

De cara con estos dos retos mortales y sin precedentes (la “homo-gamia” y la “poli-gamia”), la Iglesia debe promover una verdadera “Epifanía de la Familia“. Pueden contribuir a ello, tanto el Papa (como portavoz de la Iglesia), como en su actuar individual, los obispos y pastores del rebaño: es decir, “la Iglesia de Dios, la cual Él ha obtenido al precio de su propia sangre” (Hch. 20, 28).

Nosotros debemos proclamar la verdad sin miedo, es decir, el Plan de Dios, que es monogamia en el amor conyugal abierto a la vida. Teniendo en cuenta la situación histórica, es urgente que la Iglesia, en éste encuentro, proclame definitivamente la voluntad del Creador para el matrimonio. ¡Cuántas personas de buena voluntad y con sentido común se unirían en este acto de valentía luminosa llevado a cabo por la Iglesia!

Junto con una firme y clara palabra del Supremo Magisterio, los pastores tenemos la misión de ayudar a nuestros contemporáneos a descubrir la belleza de la familia cristiana. Para hacer esto, se debe primero promover todo lo que representa una verdadera iniciación cristiana de adultos, porque la crisis del matrimonio es esencialmente una crisis de Dios y, al mismo tiempo, una crisis de fe, lo que implica una pueril iniciación cristiana. Entonces, debemos discernir aquellas realidades que el Espíritu Santo está ya revelándonos en la Verdad de la Familia como una comunión íntima en la diversidad (hombre y mujer), que es generosa con el don de la vida. Nosotros, los obispos, tenemos el urgente deber de reconocer y promover los carismas, movimientos y las realidades eclesiales en las cuales la familia es genuinamente revelada, este prodigio de armonía, amor a la vida, y esperanza en la Eternidad, esta cuna de fe y escuela de caridad. Y existen tantas realidades ofrecidas por la Providencia, desde el Concilio Vaticano II, en las cuáles éste milagro es ofrecido.

Traducción: DX.

*     *     *

Robert Cardinal Sarah
Prefect of the Congregation for Divine Worship
and the Discipline of the Sacraments

Text for Synod on the Family, October 2015

Your Holiness, Your Eminences, Your Excellencies, participants of the Synod,
I propose these three thoughts:

1) More transparency and respect among us

I feel a strong need to invoke the Spirit of Truth and Love, the source of parresia in speaking and humility in listening, who alone is capable of creating true harmony in plurality.

I say frankly that in the previous Synod, on various issues one sensed the temptation to yield to the mentality of the secularized world and individualistic West. Recognizing the so-called “realities of life” as a locus theologicus means giving up hope in the transforming power of faith and the Gospel. The Gospel that once transformed cultures is now in danger of being transformed by them. Furthermore, some of the procedures used did not seem aimed at enriching discussion and communion as much as they did to promote a way of seeing typical of certain fringe groups of the wealthiest churches. This is contrary to a poor Church, a joyously evangelical and prophetic sign of contradiction to worldliness. Nor does one understand why some statements that are not shared by the qualified majority of the last Synod still ended up in the Relatio and then in the Lineamenta and the Instrumentum laboris when other pressing and very current issues (such as gender ideology) are instead ignored.

The first hope is therefore that, in our work, there be more freedom, transparency and objectivity. For this, it would be beneficial to publish the summaries of the interventions, to facilitate discussion and avoid any prejudice or discrimination in accepting the pronouncements of the synod Fathers.

2) Discernment of history and of spirits

A second hope: that the Synod honor its historic mission and not limit itself to speaking only about certain pastoral issues (such as the possible communion for divorced and remarried) but help the Holy Father to enunciate clearly certain truths and useful guidance on a global level. For there are new challenges with respect to the synod celebrated in 1980. A theological discernment enables us to see in our time two unexpected threats (almost like two “apocalyptic beasts”) located on opposite poles: on the one hand, the idolatry of Western freedom; on the other, Islamic fundamentalism: atheistic secularism versus religious fanaticism. To use a slogan, we find ourselves between “gender ideology and ISIS”. Islamic massacres and libertarian demands regularly contend for the front page of the newspapers. (Let us remember what happened last June 26!). From these two radicalizations arise the two major threats to the family: its subjectivist disintegration in the secularized West through quick and easy divorce, abortion, homosexual unions, euthanasia etc. (cf. Gender theory, the ‘Femen’, the LGBT lobby, IPPF …). On the other hand, the pseudo-family of ideologized Islam which legitimizes polygamy, female subservience, sexual slavery, child marriage etc. (cf. Al Qaeda, Isis, Boko Haram ...)

Several clues enable us to intuit the same demonic origin of these two movements. Unlike the Spirit of Truth that promotes communion in the distinction (perichoresis), these encourage confusion (homo-gamy) or subordination (poly-gamy). Furthermore, they demand a universal and totalitarian rule, are violently intolerant, destroyers of families, society and the Church, and are openly Christianophobic.

“We are not contending against creatures of flesh and blood ….” We need to be inclusive and welcoming to all that is human; but what comes from the Enemy cannot and must not be assimilated. You can not join Christ and Belial! What Nazi-Fascism and Communism were in the 20th century, Western homosexual and abortion Ideologies and Islamic Fanaticism are today.

3) Proclaim and serve the beauty of Monogamy and the Family

Faced with these two deadly and unprecedented challenges (“homo-gamy” and “poly-gamy”) the Church must promote a true “epiphany of the Family.” To this both the Pope (as spokesman of the Church) may contribute, and individual Bishops and Pastors of the Christian flock: that is, “the Church of God, which he has obtained with his own blood” (Acts: 20:28).

We must proclaim the truth without fear, i.e. the Plan of God, which is monogamy in conjugal love open to life. Bearing in mind the historical situation just recalled, it is urgent that the Church, at its summit, definitively declare the will of the Creator for marriage. How many people of good will and common sense would join in this luminous act of courage carried out by the Church!

Together with a strong and clear Word of the Supreme Magisterium, Pastors have the mission of helping our contemporaries to discover the beauty of the Christian family. To do this, it must first promote all that represents a true Christian Initiation of adults, for the marriage crisis is essentially a crisis of God, but also a crisis of faith, and this is an infantile Christian initiation. Then we must discern those realities that the Holy Spirit is already raising up to reveal the Truth of the Family as an intimate communion in diversity (man and woman) that is generous in the gift of life. We bishops have the urgent duty to recognize and promote the charisms, movements, and ecclesial realities in which the Family is truly revealed, this prodigy of harmony, love of life and hope in Eternity, this cradle of faith and school charity. And there are so many realities offered by Providence, together with the Second Vatican Council, in which this miracle is offered.

Translation from Italian by Diana Montagna.

Un comentario

  1. Gracias p. Miguel. Buen consejo del cardenal. En similaridad con el mensaje del papa en el pastoral que ha de seguir. Gloria al Espíritu Santo.

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