Ya he hecho una crítica a la Relatio presentada el 14 de octubre por el Circulus Hibericus “A”, moderado por el Card. RODRÍGUEZ MARADIAGA, y que tiene por relator al Card. LACUNZA MAESTROJUÁN. La misma tenía como objeto una expresión confusa que sostenía que “el perdón que Jesús nos ganó en la cruz no tuvo ninguna condición”.
Hago ahora otra observación respecto de lo que dice más adelante respecto de la sacramentalidad del matrimonio: “Hay varios grados de sacramentalidad del matrimonio: natural, Alianza, cristiano”. Esto se puede leer en el texto del Boletín de la Sala Stampa.
Sinceramente no entiendo lo que esto significa. Repasando la teología sacramental se me escapa lo que debe entenderse por esta sacramentalidad en grados. Es cierto que el texto está redactado a modo de un telegrama, enumerando diversas observaciones sobre el Intrumentum Laboris que tantos dolores de cabeza nos está dando. Pero esto no justifica hacer afirmaciones que uno no sabe cómo interpretarlas. ¿Querrán decir “sacralidad” en lugar de “sacramentalidad”? Si así fuera, se entiende correctamente, porque es indudable que el matrimonio natural es una realidad sagrada, pero no es un sacramento de la Ley Nueva, que se define como “signo eficaz de la gracia” y remite a un misterio de Cristo. Y si quisieron decir eso, tendrían que haberlo dicho así, y no como lo han hecho.
¿Querrán tal vez aludir a aquello de Santo Tomás: “el matrimonio [natural] es un sacramento en potencia” (Suma Teológica, Supl. 59,2 ad 1)? De ser así, deberían tener en cuenta que la frase del Angélico continúa: “aunque no en acto porque no se contrae en la fe de la Iglesia”. Decir “sacramento en potencia” es algo muy distinto de decir que es un sacramento. De hecho yo soy millonario en potencia; lo soy desde hace 55 años y no creo que pase al acto jamás, por eso si digo que soy millonario probablemente me gritarían: “mentiroso”.
¿Querrán decir “sacramento” al modo de los llamados, en sentido muy amplio, “sacramentos de la Antigua Alianza” (como la circuncisión)? Pero ¿cómo se entiende esto si los católicos solo usamos el término “sacramento” para los siete definidos por la Iglesia? Y el Catecismo dice de los sacramentos que “todos fueron instituidos por nuestro Señor Jesucristo” (Catecismo, 1114) y que brotan del Cuerpo de Cristo (Catecismo 1116). Por ser sacramento el matrimonio entre bautizados es intrínseca y extrínsecamente indisoluble, lo que no ocurre con el matrimonio natural.
¿Y cuáles serían esos grados matrimoniales? Ninguno. Un matrimonio o es sacramental o no lo es. Del mismo modo que uno está bautizado o no lo está; no hay un “bautizado de primer grado y uno de segundo”; y si el sacerdote pronuncia bien las palabras de la consagración el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo, y no más o menos o un poquito, como si el grado de presencia eucarística dependiera del grado de la fe del celebrante, sino de modo total. O allí está Cristo o no lo está. A menos que se piense, como uno que conocí, que está solo “en la parte del dibujito”.
Estas confusiones pueden dar pie a cosas muy extrañas, como las que tienen, precisamente, las iglesias ortodoxas que aceptan un segundo matrimonio tras el divorcio, pero no saben bien de qué naturaleza sea, como si uno siguiera bien casado con la primera mujer, y quedara más o menos casado con la segunda; y supongo que si se casa por tercera vez, quedara casado ma non troppo.
P. Miguel Ángel Fuentes, IVE
Muy cierto esto.
Esto parece casi increíble.