En las últimas semanas hemos venido escuchando y leyendo propuestas doctrinales y morales que se oponen directamente a la enseñanza bíblica, o al magisterio, o a la tradición católica, o a los sanos principios filosóficos que la Iglesia católica ha hecho suyos en sus documentos oficiales, algunos de valor definitivo y otros, incluso, dogmáticos. Nada de extraño, salvo el hecho de haber sido pronunciados por “pastores católicos” de alto rango, algunos incluso príncipes de la Iglesia. Es éste uno de los frutos del presente Sínodo de la Familia: el Espíritu Santo está jugando a “la ley del offside”, dejando en posición fuera de juego a los pastores que se han apartado de las enseñanzas oficiales de la Iglesia; es decir, los ha obligado a poner en clara evidencia ante todos los fieles la nebulosidad de sus doctrinas. Recemos, porque a veces se hacen pasar por válidos los goles hechos en offside. Hoy en el futbol todo se “arregla”. Hay quienes creen que en el terreno de la fe también.
Entre quienes han mostrado la hilacha mencionemos al flamante cardenal panameño José Luis Lacunza Maestrojuan, quien pidió al Papa que fuera tan misericordioso como Moisés, que permitió el divorcio. Afortunadamente el Patriarca melquita Gregorio Lahman III tuvo la amabilidad de advertirle que Cristo prohibió el divorcio que Moisés permitió. Algunos no se han enterado de que Cristo cambió la ley antigua por la nueva.
El Cardenal Kasper, en una entrevista concedida al Corriere della Sera, publicada el 1 de octubre, pedía que el Sínodo reviese la doctrina sobre la anticoncepción (es decir, permitiese el uso de anticonceptivos), decía sobre la homosexualidad que si bien “no refleja el plan original de Dios, sin embargo es una realidad, porque gay se nace” (¿también se nace pedófilo?, ¿cuál es la diferencia?); seguía insistiendo –a pesar de haber sido refutado hasta el hartazgo– en que para Jesús el adulterio puede ser causa de divorcio (y nuevos matrimonios) y que esto lo aceptaba el mismo san Pablo y las primeras comunidades cristianas que tenían, al respecto, “cierta flexibilidad”… Y, por supuesto, que todos los que piensan distinto son “fundamentalistas”.
Su compatriota, el cardenal Marx, en su intervención sinodal del 14 de octubre, afirmó que “debemos seriamente considerar la posibilidad –mirando cada caso individualmente y no de modo general– de admitir a los divorciados vueltos a casar a los sacramentos de la Penitencia y la Santa Comunión”. Las condiciones exigidas serían exactamente las que indicó el Cardenal Kasper en el Consistorio extraordinario sobre la Familia del 20 de febrero de 2014. Como si nadie le hubiese replicado al señor cardenal los errores de todas y cada una de sus afirmaciones. Quizá en Alemania se nace con un caño que conecta directamente una oreja a la otra, permitiendo que lo que por una entra, por la otra salga, sin dejar nada en el camino. O quizá, el decano de los obispos alemanes sea monseñor Alzheimer y no nos hemos enterado. Para peor las raíces de estas posiciones son más erróneas que sus ramas. El mismo cardenal Marx sostuvo: “El consejo de abstenerse de las relaciones sexuales en la nueva relación no solo aparece como irreal para muchos. Es también cuestionable si los actos sexuales pueden ser juzgados independientemente del contexto que se vive”. Y hablando de las relaciones sexuales en la nueva unión se pregunta: “¿sin excepción pueden ser juzgadas como adulterio? ¿Sin considerar una evaluación de la situación concreta?” Derivar el juicio moral de un acto, del objeto moral del mismo a las “circunstancias” (a eso alude “el contexto que se vive”) fue condenado ya por Pío XII en la teoría que se conoce como “ética de las circunstancias”, va contra lo enseñado por el Catecismo de la Iglesia y, sobre todo, se opone diametralmente a la clara doctrina de san Juan Pablo II en la Veritatis splendor, quien refutó allí los errores contrarios (el teleologismo, consecuencialismo y proporcionalismo). Pero de nuevo: para la Alzheimer-Kirche el magisterio no cruza el Rhin.
La última perla que menciono –porque me limito a seleccionar cuatro de entre muchas– la pone mons. Blase Cupich, arzobispo de Chicago, quien en una entrevista realizada por LifeSiteNews, el 16 de octubre, repropuso la ya condenada doctrina de la conciencia creadora de la norma moral sosteniendo que la conciencia es inviolable e infalible. Y aplicó el concepto tanto a los divorciados que conviven de modo adulterino y deciden comulgar, cuanto a los homosexuales que viven en pareja: “tenemos que respetar cuando se toman decisiones, y yo siempre he hecho eso”. Este error fue también refutado en la encíclica Veritatis splendor y no pasa siquiera la prueba del sentido común (supuesto que se tenga), ya que no creo mons. Cupich tenga la menor intención de respetar complacientemente al fanático que intente dinamitarle su palacio episcopal convencido en conciencia que así se ganará el cielo. Ahí estoy seguro que se acabará el invicto a su “yo siempre he hecho eso”.
El cardenal Ratzinger en un artículo publicado luego con el título de Elogio de la conciencia comentaba que había llegado a convicción del profundo error que se esconde detrás de esta doctrina de la conciencia creadora del bien y del mal al presenciar una disputa académica en la que el defensor de la inviolabilidad e infalibilidad subjetiva de la conciencia había terminado por afirmar, obligado a ser coherente con sus principios, que los nazis “al realizar sus acciones profundamente convencidos de que hacían el bien, se comportaron moralmente bien por lo que no debería tenerse ninguna duda de su salvación”. Lamentablemente no advirtieron dicha contradicción los teólogos norteamericanos Joseph Fuchs, Charles Curran y Richard McCormick, maestros de la escuela de mons. Cupich, quienes aconsejaron a la familia católica de los Kennedy que “un político católico puede en buena conciencia votar a favor del aborto”. De aquellos principios, estas conclusiones. “Deliramenta” –delirios– como los califica Renzo Puccetti retomando una palabra que usa Gregorio XVI en su encíclica Mirari vos.
No sé si a estos o a otros se refería mons. Tomash Peta, obispo de Astana (Kazajistán), al decir, en su intervención en el Sínodo el 10 de octubre, que sentía “el olor del humo de Satanás en algunas partes del Instrumentum Laboris y en las intervenciones de algunos Padres sinodales”.
Así estamos. Al menos sabiendo quienes son los perros pastores y quiénes los lobos. El Sínodo está marcando para muchos el final de la fiesta de disfraces.
P. Miguel Ángel Fuentes, IVE
Gracias por su análisis . El Espíritu Santo esta presente y esto me llena de alegría. Que se acabe la fiesta de disfraces. Bendiciones!!!
Altoy Claro, perso sobre todo en la mas absoluta congruencia todo lo que aquí dice el P. Miquel Angel fuentes, que me parece es a quien tuve la suerte de tener como guía en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en 2010 en Manrresa. El siempre mostró la misma convicción y la energía que ahora en este texto, para decir lo que era correcto y lo que no.. Sin dobleces y sin falso respeto humano. Gracias a DIOS que tiene entre sus pastores a Sacerdotes como él que tienen la autoridad y formación espirituales, para avalar lo que muchos pensamos pero o no sabemos como decir o nos da miedo expresar por no caer en falta de respeto, pero que en lo personal yo comparto totalmente lo que el P. Miguel Angel expresa en este duro pero verídico texto. Y aplaudo su valor y su forma tan directa y clara que tiene al escribirlo. Dios le bendiga y ojalá muchos más pastores hagan lo mismo. Que como me dijo un Sacerdote en una pequeña Iglesia Medieval en el Camino de Santiago en 1999.. “LA LEY DE DIOS ES UNA NO SE NEGOCIA NI ES MENÚ A LA CARTA O LA CUMPLES O NO LA CUMPLES ” y me dejó claro que esa era mi decisión, no la de DIOS.. que mi libre albedrío no lo debería usar de forma interesada solo para algunas cosas; sino para todo y me quedó clarísimo y ahora el P. Miguel Angel me lo reitera y confirma.
….que “lío”….menos mal que Dios piensa como piensa, es decir….como Dios…y sólo Él sabrá que resultará de todo esto….
….aunque a los laicos se nos taladre la cabeza….nos aferramos a la Verdad…..Cristo camino, verdad y vida…..que así sea..
….Dios bendiga al Sínodo con generosa y rebosante abundancia de dones…..copiosa efusión del Espírirtu Santo…!
De verdad que parece insólito algunas de estas declaraciones, pero en el contexto de algunas de esas culturas “desarrolladas” en libertinaje ellos deben creer que están ayudando… imagino sino son disfraces verdaderamente con propuestas anti-Bíblicas. Hay que orar y evangelizar más, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Sobre todo en Latinoamérica tenemos que rescatar a los católicos de estas mismas ideologías. Gracias!
” Al menos sabiendo quienes son los perros pastores y quiénes los lobos. El Sínodo está marcando para muchos el final de la fiesta de disfraces.”
¿Y qué hacemos luego, si estos lobos se afianzan en el poder y expulsan a los pastores verdaderos? Me asusta pensarlo, porque parecen ser mayoría.
Jesucristo prometió estar con su Iglesia hasta el fin de los tiempos. Y usó estas hermosas palabras: “No temas, pequeño rebañito” (Lucas 12,32).
hermosas palabras, a grabarlas a fuego en el corazón.
Gracias
Enhorabuena por la claridad del artículo!!!
Más claro, echale agua; como diríamos en Argentina.
Gracias, padre, estamos conscientes que, desde hace tiempo, muchos de nuestros pastores se deben más a sus discursos racionalistas que a la Revelación divina. Pero confiamos en que la verdad siempre prevalecerá al final.